22.2.11

En uno de los sillones de cuero color crema que tanto me agradaban de tu casa te esperaba con ansias, estabas en tu habitación terminando de arreglarte. Estaba muy tranquilo, muy cómodo, no corría peligro ahí. Miraba a mi alrededor, la casa era acogedora y muy bien decorada y limpia, me agradaba que fuera así.

Saliste repentinamente y dijiste con dulce voz - "Listo guapo, vamos". Tus ojos brillaban, y la belleza afloraba por tus poros. Eras bellísima.  Te sonreí, y tu a mi tiernamente. Me levante y me acerque a ti. Tomaste de mi mano y lentamente te acercaste a mí mientras cerrabas tus ojos. También lo hice, con entrega, con tranquilidad. No veía nada y solo sentí tus fríos  labios tocando los míos y un reconfortante escalofrío recorrió mi cuerpo. Sentía su suavidad, su ternura, su dulce pasión. Sentía como lentamente me desvanecía… ya no estábamos ahí y ese beso único desaparecía al abrir mis ojos y darme cuenta que estaba en mi habitación, en mi cama, y que nada había pasado en verdad. Era solo un sueño. En realidad, nunca estuviste ahí y tampoco se quien eras, solo sé que eres bellísima y espero volver a verte.